Muñones, prótesis y deporte
En este post vamos a centrarnos en los problemas de piel de esos deportistas que se superan como nadie, que convierten un contratiempo en su mayor fortaleza y que día a día se superan. Hablamos de los deportistas con prótesis.
Tras una amputación el deporte no termina, comienza con retos y metas diferentes. Comienza una etapa en la que el deportista tiene que reequilibrar su cuerpo y fuerza, conocer y adaptarse a una nueva extremidad que puede convertirse en su mejor amiga pero también en su peor enemiga.
Para que la prótesis nos impulse y se convierta en parte de nosotros y no en un elemento de tortura a la hora de hacer deporte debemos empezar por el principio:
HIGIENE DEL MIEMBRO RESIDUAL (MUÑÓN) Y PRÓTESIS
La prótesis permanece en contacto con nuestro miembro residual durante muchas horas todos los días haciendo que se acumule el sudor y los aceites naturales de piel. Esto se traduce en la creación de un espacio cerrado, cálido y con humedad que facilita el crecimiento de bacterias y, por lo tanto, la aparición de infecciones, si además sumamos el roce continuo o un encaje imperfecto es más que probables que suframos irritación en la piel, rozaduras, eccemas… Para evitarlo lo primero que tenemos que hacer es mantener una higiene óptima tanto del miembro residual como de la prótesis y la media protésica o forro.
Miembro residual:
Debemos lavarlo, al menos, dos veces al día (antes de ajustar la prótesis y al quitárnosla) con jabones Syndet, jabones con un pH de 5.5, es decir, jabones neutros con nuestra piel. Evitar jabones con perfumes, alcoholes, pH elevados o tensoactivos agresivos es importante para mantener la microbiota (conjunto de microorganismos que viven en nuestra piel y que se comunica con nuestro sistema inmune y nos protegernos frente a invasores y agresiones externas) en buenas condiciones. Secar perfectamente la piel es vital, no queremos añadir más humedad, debemos hacerlo con una toalla dando suaves toquecitos en el muñón.
Media protésica:
Prótesis:
EROSIÓN CUTÁNEA Y AJUSTE DE LA PRÓTESIS
La erosión cutánea es el proceso de desgaste de la piel que puede derivar en llagas, irritaciones e incluso infecciones. Este desgaste se produce por el roce, la maceración de la piel y las presiones a las que la piel del miembro residual es sometido a lo largo de la actividad física.
Aunque actualmente la superficie de contacto de las prótesis, y más las deportivas, está bien ajustada debemos tener en cuenta que a lo largo del día puede cambiar tanto el tamaño como forma de nuestro miembro residual. Es importante que sepamos adaptarnos a estos cambios naturales tanto con el uso de distinto forros o medias más gruesos o finos dependiendo del momento como con el uso de antifricciones.
Es fácil caer en uso de aerosoles antitranspirantes para minimizar el sudor, pero hay que tener en cuenta que pueden ser agresivos con nuestra piel, debemos buscar siempre aquellos sin perfumes ni aditivos para evitar aparición de erupciones cutáneas, los antitranspirante más fuertes favorecen la deshidratación de nuestra piel por lo que no son recomendables. También se ha popularizado el uso de vaselina para suavizar al fricción, y aunque momentáneamente es una solución recurrida, no es una solución a largo plazo pues solo actúa de forma externa a nuestra piel.

Nuestro equipo ha desarrollado una vaselina natural que combina estas dos necesidades: minimizar el sudor y función antifricción. Además añade ingredientes con propiedades antiinflamatorias y calmantes muy beneficiosas para pieles irritadas. Nuestro bálsamo antifricción es una solución integral que cuenta con ingredientes astringentes para combatir el sudor como el limón o la salvia, ingredientes calmantes y antiinflamatorios como la manzanilla, caléndula o aceite de pepita de uva y por último ingredientes emolientes y protectores (que crean una capa hidratante y protectora del roce) como la lanolina, el aceite de oliva y la cera de abejas.
También hemos creado un bálsamo neutro para las pieles más sensibles sin aceites esenciales reduciendo más aún la posibilidad de irritaciones pero protegiendo la piel del roce y la erosión cutánea.
No debemos tomarnos a broma o minimizar la erosión cutánea. Los primeros signos son el enrojecimiento de la piel, la aparición de grietas, ampollas y llagas. Esto hace que para el deportista sea muy doloroso colocarse la prótesis y aguantarla durante el tiempo necesario para sus entrenamientos, y ya sabemos que ningún deportista quiere pasarse largos periodos de tiempo en el “banquillo”. Además la erosión cutánea puede acabar derivando en problemas más graves que nos lleven a las llamadas cirugías de revisión, alargando aún más el tiempo alejados del deporte. Es vital acudir al médico y/o protésico al menor signo de erosión cutánea y detectar los desajustes antes de que se produzca una lesión.